AHUACATLÁN.
A diferencia de otras ocasiones, la jornada de vacunación contra el COVID-19 en este municipio para el sector de la población con rango de edad de 40 a 49 años tuvo una buena recepción de ciudadanos. Sin embargo, y de acuerdo a algunos reportes recibidos, se vio empañada por el manejo y la coordinación de la Brigada Correcaminos —con sus siervos de la Nación por delante—, quienes ordenaron inocular a personas de 50 a 59 años en su segunda dosis, amigos y personas allegadas a éstos.
De acuerdo a nuestra fuentes —corroboradas y fidedignas—, fue Mireya Quezada, coordinadora de la Brigada en Ahuacatlán, quien se valió de su investidura para cometer estas arbitrariedades dejando sin vacuna a personas que iban a aplicarse la primera dosis, como se tenía previsto.
Los casos fueron algunos, pero suficientes para que la Delegación Estatal o Regional tome cartas en el asunto, pues ya se han recibido en esta Redacción quejas relacionadas con el trato de Mireya hacia los ciudadanos que, con esfuerzos muchas veces acuden a protegerse contra esta mortífera enfermedad causada por el virus del SARS-CoV-2 y sus variantes.
Ente los casos que pudimos documentar, y que por razones de criterio periodístico se omiten nombre de los involucrados, está el de una mujer a la que se le aplicó la segunda dosis argumentando que tenía que viajar a Estados Unidos a trabajar; valiéndose de sus propia palabra para que Mireya Quezada le concediera el favor.
Empero, producto de éste favoritismo, un sujeto que acudió a aplicarse la primera dosis, y quien también necesitaba ir a Estados Unidos a trabajar por contrato se quedó sin su vacuna… Otra persona a la que se le aplicó la segunda dosis —y que por cierto se dice que estará aplicándose la próxima semana de manera general—, se trata de un conocido señor que trabaja en la presidencia municipal y quien radica en la colonia El Cerrito.
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Los casos de aplicación de la segunda dosis a amigos y allegados a Mireya son más. Algunos vinculados al actual gobierno municipal. Sin embargo, hubo gente que al final del día no alcanzó su primera dosis. Incluyendo a una mujer que radica en esta cabecera municipal y que trabaja en Tepic, motivo por el cual tuvo que pagar un taxi sin que le tocara turno.
Las irregularidades son más: fichas que se apartan, turnos que se saltan —cuando hay gente haciendo fila o esperando a ser vacunados con horas de anticipación—, suspensión de la vacunación en horarios en que hay gente esperando, pero que por no completarse el grupo “requerido” los hacen esperar, y, lo más grave, biológicos que se quedaron sin aplicar y que se tendrá que llevar la Guardia Nacional a otros municipios dejando desprotegidos a decenas de personas a quienes se les impidió vacunarse argumentando que no había ya dosis.
En suma, el desconocimiento en los esquemas de vacunación, el trato humano, y el influyentismo por parte de algunos siervos de la Nación, han opacado una noble labor que, en cambio, en otros municipios se hace de manera correcta.
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