AHUACATLÁN.― San Francisco se posó en el corazón de los Hijos Ausentes; y, venidos desde lejanas tierras, la mayoría, con mucho fervor religioso se sumaron a la peregrinación del pasado cuatro de octubre. Algunos de ellos provenientes desde Washington y Oregon, otros de Texas o California, del estado de Nevada o de Arizona. En fin.
Un chasco se llevaron aquellos que suponían que esta tradición se vería interrumpida este año. No ocurrió tal cosa, pero esto es gracias a la iniciativa y al esfuerzo del Club Koratlán representado por la señora Locha Aguilar de Romero, quien desde días antes anduvo convocando a los Hijos Ausentes a continuar rescatando tradiciones olvidadas.
La peregrinación de los Hijos Ausentes por diversas razones se estaba quedando en el olvido, pero desde hace 13 años, el Club Koratlán, bajo el timón del señor Nicolás Romero Machuca, se dio a la tarea de revivir esta costumbre. Y esta vez no fue la excepción.
Ese esfuerzo, sin embargo, intentó ser opacado por otro grupo de personas que, aprovechando ese espacio, indebidamente se coló un poco más atrás de la comitiva principal portando un cartel, con la obvia intención de simular que ellos habían sido los organizadores.
Esto, según se infiere, no es sino consecuencia del recelo que estos últimos tienen en contra del Club Koratlán, al cual han denostado constantemente con el propósito de desplazarlo, a sabiendas que ellos han sido los promotores de muchas obras sociales y materiales, entre las que resalta la rehabilitación del piso de San Francisco de Asís, la construcción de la Casa Hogar y el proyecto de Fuente Alegre.
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