JALA
Con 80 años de edad, doña Marce escala por las veredas de los cerros sin ningún atisbo de fatiga. Ella es uno de los pocos habitantes que quedan para contar la historia de la fundación de ‘Nogal de Los García’, una comunidad enclavada en plena Sierra Madre Occidental.
Aunque una parte de la alimentación que allí se come proviene de los mercados tradicionales, la gran parte se genera entre corrales de aves y ganado, y, desde luego, las tierras de cultivo. Conejo, vaca, chivo, cerdos, y todos sus derivados: huevo, leche, queso, panela, requesón, jocoque. Además de diversos árboles frutales, sin faltar el durazno, el limón, la guayaba y la lima, por mencionar algunos.
Aún a pleno mediodía, el olor a fresno y pino se cuela por las narices. El aire fresco de la tarde nos anticipa el gélido frío de la noche. Fue en estas condiciones, incluso sin luz y agua, donde los hermanos García decidieron fundar la comunidad allá por los años 30s, en el siglo pasado. La piedra fundacional: un nogal.
Doña Marcelina Santana Pérez, nos suelta al menos el nombre de uno de los matrimonios pioneros: Juan García Aquino y Eustacia Solís Hernández, a sazón suegros de ella, quien con resignación gustosa aceptó vivir en aquel recóndito lugar con su esposo Victoriano García Solís. Entre ambos aportaron su granito de arena para hacer crecer el rancho con 7 varones y 2 mujeres.
Tras un banquete de birria de pollo con tortillas torteadas, las mujeres nos muestran orgullosas un horno de adobe que utilizan para cocinar en ocasiones especiales. Nuestro amigo Frank Cambas por su parte se embebece en captar las imágenes de los aviones que se aprecian patentemente en imagen y sonido.
La inspección de las obras para la introducción de la red de agua potable en Nogal de Los García no llevó hasta allá. Es la primera vez que Carlos Carrillo regresa a la comunidad tras la campaña que lo llevó a la presidencia municipal, y la recepción estuvo de lujo.
Fue en una casita de adobe donde los trastos penden de un clavo, como bien recuerdo se usaba en la época de mis abuelos, donde se llevó aquel ágape. El camino que comunica Rosa Blanca con Nogal de Los García es muy abrupto. No cualquier vehículo podría circular por el camino. Dicen que en el temporal de lluvia frente a la comunidad se forma un gran espejo de agua, como un lago, del que se valen las familias para recrearse.
La promesa es regresar para abrir la primera llave de agua en aquel paradisíaco lugar.
Discussion about this post