Las obras de restauración en los enjambres de la escuela Fray Pedro de Gante develaron las antiguas puertas de lo que probablemente fue la Cofradía de ‘La Purísima’, fundada en 1668 para obras pías de los misioneros franciscanos, quienes fueron pioneros en la estabilización y difusión del evangelio en toda la región, teniendo como acantonamiento a Ahuacatlán.
Se sabe que frente a esta cofradía solían realizarse los “Cambios de Varas” entre algunos indígenas que guardaban la tradición de cambio de autoridades.
Las cofradías representaron desde su inicio el poder económico y político en la sociedad colonial, por lo que se guardaban los tesoros de los cófrades en herméticos cofres o baúles bajo tres llaves por miembros celosos de la hermandad de los “Ordinis Fratrerum Minoris”.
Es significativo como Fray Antonio Tello en su Crónica Miscelánea, Cap. CCLXLII relata: “Año de 1635 – 1643. Se puso también en este año a 27 de mayo un órgano en el Convento de Ahuacatlán. Costó doscientos y catorce pesos”.
Las cofradías sucumbieron a los conflictos de intereses entre fracciones y a las leyes de Reforma posteriores.
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