“¡Eah!, No te agüites matador. Si se nos escapa la vieja, que no se nos escape un toro”. Palabras más, palabras menos, pero ese fue el testimonio que recogí de los reporteros que fueron a cubrir el espectáculo de “Los Recortadores” españoles en la plaza de toros el domingo pasado.
Aunque muchos lo calificaron como un éxito, en realidad la plaza no llegaba a la mitad. Los toreros no hicieron un buen papel, según los conocedores del tema. Y aunque en algunos vídeos se presentaron fragmentos de las acrobacias más sobresalientes de los Recortadores, en ellos mismos se omitió la sangre y la crueldad que en ese mismo escenario ocurrió.
Por ejemplo, cuando el juez de plaza ordenó que se dejara a un toro a salvo luego de varios intentos por darle muerte. Los matadores – relataron los reporteros – hicieron de todo para descabellar, así literalmente, a la bestia. Luego vino la protesta del público. “¡Ya déjenlo!”, seguido del lanzamiento de botes hacia los que llevaban a cabo la sádica acción. Algunas bromas como la que plasmé al principio de este artículo; y, finalmente, la decisión del juez de que se resguardara al animal en el corral.
Empero, alguno por de los encargados de allí no se conformaron con la decisión de juez. Tan pronto como lo sacaron del ruedo, manifestó su determinación de matarlo tan pronto se fuera la gente.
Nadie asegura que el toro se hubiera salvado, de hecho en ese momento ya había “sufrido” (tema de otro debate, pues aseguran los taurófilos que al recibir una herida el toro segrega una sustancia que lo anestesia del dolor), pero de acuerdo a la opinión de otros las lesiones pudieron sanar. Fuera hora de que ese toro estuviera pastando en alguna pradera como un veterano de guerra que venció en combate a una artillería titánica, superior en número y tecnología.
Sí, he expuesto mi inconformidad por este tipo de eventos en todas partes. Mis compañeros periodistas en El Regional lo saben. Pero mi función también me permite cohabitar con otros que piensan diferente, incluyendo a algunos de ellos que, por desgracia, son aficionados y seguirán reportando para los que gustan de este, ¿arte?, ¿deporte?
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