Desde hace un par de años se encuentra en la Casa Sacerdotal del Buen Pastor en Tepic. En dónde también se encuentra el Padre Ramón Silvestre, que también sirvió en la parroquia de Ahuacatlán.
AHUACATLÁN.
Con casi 80 años a cuestas, el Padre José Ramón Golláz Montero recibió el cobijo de la Diócesis de Tepic para ser atendido en la Casa Sacerdotal “El Buen Pastor” que se sitúa en la colonia Morelos de la capital nayarita.
Su estado de salud, se informó, sigue siendo delicado, pero estable; e incluso ha presentado paulatinas mejorías; aunque de todos modos se le siguen brindando los cuidados necesarios por parte de las cuatro religiosas que se encuentran asignadas en ese recinto que fue construido para atender a presbíteros enfermos y jubilados de su misión sacerdotal.
El Padre Golláz, como mejor se le identifica, es el mayor de una familia compuesta por cinco hermanos. Nació en Ahuacatlán el 28 de enero de 1942. Experimentó la llamada vocacional desde temprana edad, siendo ello lo que lo condujo a inscribirse en el seminario para ordenarse sacerdote el 01 de octubre de 1969.
Como presbítero inició su labor con una entrega total al servicio del evangelio en todos los lugares a los que fue comisionado; desde Acaponeta, pasando por La Presa —municipio de Santiago Ixcuintla—, hasta Ahuacatlán e Ixtlán, donde se desempeñó como Vicario Parroquial de Santiago Apóstol, no sin antes haberse ocupado como responsable del Curso Introductorio del Seminario de Santa María del Oro, con sede en Ixtlán del Río.
Hace alrededor de seis meses —en junio pasado para ser exactos— se le vio por última vez en el presbiterio del templo parroquial de San Francisco de Asís en una misa concelebrada para festejar la labor sacerdotal del Padre Jesús Meda Lomelí, con la presencia del Obispo de la Diócesis de Tepic, Luis Artemio Flores Calzada.
Fue notorio esa vez el deteriorado estado de salud del Padre Golláz. Luego se supo que estaba muy delicado y que por esa razón se le condujo a la Casa Sacerdotal “El Buen Pastor” de la ciudad de Tepic para permanecer bajo el cuidado de otros sacerdotes y religiosas y en donde también es cobijado el Padre Ramón Silvestre, quien al igual estuvo también comisionado algunos años al templo de San Francisco de Asís.
Su salud, se insiste, es delicada, pero estable. De vez en cuando presenta mejorías y los jerarcas de la iglesia católica en Nayarit siempre han estado al pendiente de él siguiendo las indicaciones de los médicos y ofreciéndole los alimentos que debe ingerir.
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