Provenientes del estado de Jalisco, los empresarios de la industria tequilera llegaron a Nayarit con suficientes recursos económicos que despertaron el interés de la mayoría de los agricultores ofreciéndoles jugosos convenios por la renta de sus tierras.
Una gran cantidad de campesinos han aceptado esas ofertas, pensando obviamente en los beneficios económicos; pues les resulta mucho más atractivo tener en sus bolsillos esos billetes que arriesgar sus recursos en sus siembras tradicionales.
El costo de estas transacciones, sin embargo, es bastante alto para la sociedad en su conjunto toda vez que se está perjudicando en gran medida al medio ambiente debido a la deforestación, a la quema de arbustos y pastizales y a la aplicación de pesticidas.
Este es entonces un llamado de auxilio. Nuestro ecosistema está severamente dañado y los efectos, de acuerdo a los expertos, pueden ser directos, tales como pérdida de animales, pérdida de la vegetación y degradación del suelo. Los efectos indirectos, por su parte, van desde la erosión del suelo y la contaminación del agua hasta el deslizamiento de tierra.
Las empresas tequileras han invadido grandes superficies con la siembra de agave y basta echarle una mirada a las cientos de parcelas de Ahuacatlán, de Ixtlán, de Jala, de Amatlán de Cañas, San Pedro Lagunillas, Santa María del Oro, Compostela, Xalisco y de otros municipios del sólido sur náyaro para darse cuenta de la gran magnitud del daño que se le está ocasionando a las tierras.
Sobre ambos lados de las carreteras, en terrenos cerriles, montes que hasta hace poco se veían llenos de árboles y arbustos, hoy los vemos “pelones”. Los cultivos de maíz, de caña de azúcar, de jamaica, de jícamas, de hortalizas, de frijol, sorgo, cacahuate, limón y muchos otros, están siendo desplazados por el agave.
De cerca o a lo lejos se mira el color azul del maguey. Los pulmones campestres van a ser sustituidos por tequila y se avizora desde ahora una escasez de maíz y de cañas para las próximas zafras. Se está perdiendo el amor y respeto por la tierra.
Con la renta de sus parcelas efectivamente les está yendo bien a los campesinos; pero es la sociedad entera la que va a sufrir las consecuencias y los únicos beneficiados al final de cuentas serán los empresarios de la industria tequilera.
Por estas y otras razones es justo y necesario que el gobierno federal y del estado pongan un alto a esta situación. Ojalá y se detenga la deforestación y quema de arbustos y pastizales, pero que también se apoye al campesino. ¡Urge una solución al problema!
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