JALA. – Entre el olor a pino y roble y el verdor de sus campiñas, los habitantes de Rosa Blanca festejaron ayer a la Patrona del pueblo, con cánticos y misa, bailes, juegos mecánicos y una gran cantidad de puestos de vendimias, cohetes, pólvora ¡Y música de la buena!
De Francisco I Madero, lo mismo que de Los Aguajes, San Miguel de Buenavista y La Cofradía, y en general de todos los pueblos de la región de La Meseta de Juanacatlán acudieron a esta gran fiesta que se celebra a manera de feria, ¡La Feria del Durazno!
Las mujeres de tez morena, ataviadas con sugestivas prendas; y los hombres con su pantalón de mezclilla, camisas o playeras modernas, botas o zapatos, se dieron cita en la pequeña plazoleta para rendirle tributo a Santa Rosa de Lima, la Patrona.
En esta fiesta del pueblo destacó por supuesto la presencia de su Reina, elegida en días recientes; pero también asistieron las autoridades municipales, quienes por cierto no escatimaron esfuerzos para apoyar al Comité de Acción Ciudadana y a las autoridades auxiliares de este pintoresco pueblecillo que se localiza al pie de la Sierra Madre.
Bajo la sombra de los caseríos de adobe y teja o sentados sobre las guarniciones de concreto de la plaza, los paseantes se sumieron a este festejo que se celebra cada 23 de agosto.
En chiquigüites, tendidos en el suelo, en costales, en cubetas o cualquier otro recipiente, los duraznos de la raza criolla que se producen en Rosa Blanca inundaron las pedregosas calles del poblado, mientras la música de banda se dejaba escuchar por todos los rincones.
Por músicos no había que parar; ¡Por donde quiera abundan!; aquí es la cuna de la música de banda en el estado. Y así concluyó esta Feria del Durazno en su edición del 2016, con saldo blanco y el regocijo de todos los que asistieron.
Discussion about this post