Con versos mordaces y estallidos, la comunidad revive una de sus celebraciones más emblemáticas.
AHUACATLÁN.
En medio de truenos, chiflidos y un cielo iluminado por fuegos artificiales, el muñeco de cartón recubierto de cohetones, chifladores y buscapiés estalló en mil pedazos, marcando el final de la Quema de Judas 2025.
La tradición, tan esperada por propios y extraños, volvió a encender el corazón de Ahuacatlán este domingo, reafirmando su vigencia como una de las costumbres más queridas y coloridas del municipio.
Antes de la explosión, los integrantes de la segunda generación de la Pandilla Pin Pin ofrecieron su ya clásica lectura de versos satíricos, dirigidos con agudeza e ironía a comerciantes, mecánicos, doctores, abogados, deportistas y funcionarios públicos.
Pero, fieles a la tradición, los políticos de moda fueron los más severamente aludidos, provocando carcajadas y aplausos entre los asistentes que disfrutaron cada estrofa cargada de crítica social.
El evento, que algunos creían perdido tras el fuerte incidente del año pasado, regresó con fuerza y sin contratiempos.
El Judas —símbolo del traidor por excelencia— fue instalado en el emblemático cruce de Libertad y Allende, justo al bajar del Portal Quemado, atrayendo a cientos de espectadores de todas las edades.

Como ya es costumbre, al final del evento se reveló la identidad del Judas 2025, siendo elegido nada menos que «El Güero Pasturas», personaje cuya selección no tardó en generar reacciones entre los presentes.
Con esta quema, Ahuacatlán no solo renueva una tradición centenaria, sino que también reafirma su carácter festivo y su afilado sentido del humor. Y, por supuesto, todo acompañado del inconfundible sabor local: enchiladas deliciosas y cajeta de mango, que hacen de esta tierra un lugar que arde… pero de orgullo.
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