“Me puede regalar una moneda”, dijo el chiquillo con suplicante y su endeble voz a la conductora que había detenido su auto en el semáforo de la esquina de Hidalgo y Mina, en Ixtlán.
La primera respuesta de la dama fue un hiriente “no”, siendo entonces que el menor agachó su cabeza, notoriamente desconsolado; pero cuando se aprestaba a dar la vuelta escuchó una exclamación: “No te doy una moneda, ¡Porque quiero darte un billete!”.
El rictus del chamaco cambió de inmediato. De la tristeza pasó a la alegría. La mujer, en tanto, continuó su marcha en dirección al oriente de la Calle Real, pensando en episodios relacionados con etapas críticas de su vida por la ausencia de dinero; pero esa escena me hizo recordar una historia, de suyo aleccionadora. Va:
Se cuenta que San Antonio vivía en el desierto, cuando se aproximó un joven.
- Padre, vendí todo lo que tenía y di el dinero a los pobres. Sólo guardé unas pocas cosas, para que me ayuden a sobrevivir aquí. Me gustaría me enseñara el camino de la salvación.
San Antonio pidió al joven que vendiera también las pocas cosas que había guardado, y con el dinero obtenido, comprara carne en la ciudad. Y al regreso, debía traer la carne atada a su cuerpo.
El muchacho obedeció, pero al regresar fue atacado por perros y halcones, que querían un trozo de carne.
- Ya estoy de vuelta —dijo el chico—, mostrando el cuerpo sangrando por los arañazos y mordidas, y con la ropa hecha pedazos.
- ¿Por qué me mandó hacer esto?
- Para mostrarte que lo que trajiste de tu pasado no sirve en tu presente —le dijo—; cuando tengas que escoger un nuevo camino, no traigas experiencias viejas, porque aquellos que dan un paso nuevo, pero quieren mantener un poco de su antigua vida, terminan desgarrados por los propios recuerdos.
Así es que, si quieres comenzar de nuevo y tener nuevos resultados, no lleves contigo las experiencias negativas de tu pasado. Entiérralas; porque no te sirven.
Casi todos hemos formulado nuestros propósitos para el Año Nuevo. Es muy importante comenzar el año 2023 dejando a un lado las experiencias negativas de nuestro pasado, para obtener así mejores resultados.
En su oración decía un sabio:
Señor: Si me das fortuna, no me quites la razón. Si me das éxito, no me quites la humildad. Si me das humildad, no me quites la dignidad. No me dejes caer en el orgullo, si triunfo; ni en la desesperación, si fracaso…
…Más bien recuérdame, que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme; y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
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