Sin liderazgo ni rumbo, la militancia azul busca reencontrarse.
AHUACATLÁN.
La situación del Partido Acción Nacional en Ahuacatlán atraviesa uno de sus momentos más críticos. Su militancia, dicen algunos, “anda suelta”, sin rumbo fijo. Falta liderazgo, falta dirección y, sobre todo, falta una figura con peso político que pueda reagrupar a la familia panista.
Buena parte de este escenario tiene nombre y apellido. El del ex presidente municipal, Chuyín Bernal, quien se encuentra tras las rejas, enfrentando un proceso legal por presuntas irregularidades cometidas durante su administración.
Sin Chuyín, el PAN local se quedó huérfano. De pronto, aquel partido que llegó a ser fuerte y de masas, capaz de ganar tres elecciones locales, perdió fuerza. La llama azul se apagó poco a poco.
Hoy, el panorama es desolador. Hay militantes desmotivados, otros que se alejaron, y unos cuantos que aún intentan mantener viva la esperanza. Pero la unidad panista se resquebrajó, y el silencio político en sus filas se ha vuelto más notorio que nunca.

La dirigencia estatal del partido tiene por delante una tarea difícil: reagrupar, motivar y reorganizar a sus bases en este municipio. Y debe hacerlo de inmediato, porque el tiempo electoral se acerca.
Muy pronto iniciará la lucha por el poder político, y si el PAN no logra reconstruirse desde adentro, corre el riesgo de quedarse fuera del mapa político de Ahuacatlán.
El reto es grande. Y el reloj ya empezó a correr.
























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