Una realidad visible que exige atención, sensibilidad y acción de las autoridades.
IXTLÁN DEL RÍO.
En el corazón de Ixtlán del Río, la escena se repite cada día: indigentes que pernoctan bajo el portal del Cine Ixtlán, en el llamado portal de la presidencia, junto al kiosco, o incluso en los alrededores del panteón municipal.
Hombres y mujeres, jóvenes, adultos e incluso uno que otro menor, se cobijan en los rincones del centro con ropas desgastadasy rostros marcados por el abandono.
A esta problemática se suma la proliferación de perros callejeros, que circulan libremente por las calles, formando parte de un panorama que preocupa tanto a habitantes como a comerciantes de la zona.
Lo más inquietante, sin embargo, es la presencia constante de niños que recorren los negocios del centro pidiendo ayuda. Algunos lo hacen con timidez; otros, de manera insistente.
Se sospecha que podrían estar siendo utilizados por adultos para obtener dinero de manera fácil, lo cual resulta especialmente preocupante si se confirma que hay explotación de menores detrás de esta situación.
Frente a este escenario, la vigilancia y la atención institucional se vuelven indispensables.

Es urgente que las autoridades municipales, en coordinación con instancias de asistencia social, evalúen las condiciones reales de estas personas en situación vulnerable y actúen en consecuencia, ya sea mediante apoyo humanitario, albergues temporales, programas de rehabilitación o, en su caso, acciones legales si hay menores explotados.
Ixtlán necesita recuperar su centro como un espacio seguro, limpio y digno para todos. Pero eso no será posible sin un enfoque humano, responsable y comprometido por parte de quienes tienen la capacidad de intervenir.






















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