La señora Lupita volteó sorprendida aquella vez al percibir el flash de la cámara canon de 24 exposiciones y sentir la presencia del que esto escribe. “No vayas a publicar esa foto ¿eh?”, me pidió, visiblemente preocupada.
La señora Guadalupe Torres de Ochoa Zaragoza, había realizado una gira de trabajo por el municipio de Ixtlán, en su calidad de presidenta del sistema DIF estatal.
Corría el otoño de 1995 si mal no lo recuerdo. Su visita a Ixtlán no concluía aún, pues todavía quedaba en su agenda una reunión con el Club de la Tercera Edad.
Al mediodía hizo una pausa y, acompañada de la señora Ana Parra de Parra, quien a su vez se ostentaba como presidenta del sistema DIF municipal –durante la administración del C.P. Ramón Parra Ibarra-, acudió a la tienda de ropa y calzado “La Central” que se sitúa en pleno corazón de Ixtlán, justo a un costado del antiguo Cine Colón.
Por lo que pude imaginar, la señora Lupita no se sentía muy cómoda con los zapatos que esa vez calzaba. Por eso decidió ponerse algo más suave optando por comprar otro par, ahí en La Central, obviamente recomendada por la señora Ana Parra, con quien cultivó una amistad muy cercana, al igual que como lo hizo con la profesora Lourdes Romero y con la señora Olimpia Rodríguez, presidentas de los DIF de Ahuacatlán y de Jala, respectivamente.
La imagen captada por este reportero aún se conserva. Por ahí debe de estar, en algún rincón de este cuchitril; pero la idea no fue fotografiar a la entonces presidenta del DIF estatal, sino a la señora Ana Parra de Parra; sin embargo, la señora Lupita pensó que aquel retrato lo quería para publicar algo acerca de ella. Al parecer no le hubiera agradado ver su imagen en el periódico El Regional midiéndose unos zapatos.
La escena quedó almacenada en mi mente. Las cuatro neuronas que nadan en mi cerebro recordaron este pasaje justo ahora que se produjo su fallecimiento. Fueron varias veces las que tuve la oportunidad de conversar con ella. No era muy dada al protagonismo ni a pronunciar discursos ostentosos. Era más bien una mujer sencilla en extremo y extremadamente sensible con los adultos mayores, discapacitados y menores de edad.
Muchas veces visitó la zona sur para hacer entrega de apoyos de diversa índole, como aparatos ortopédicos, alimentos, medicamentos y jornadas de servicios diversos.
La señora Lupita Torres de Ochoa Zaragoza, ya se encuentra de vuelta en la Casa del Señor; pero dadas las condiciones sanitarias, será despedida bajo los protocolos sugeridos por las autoridades de salud; básicamente en familia. DESCANSE EN PAZ.
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