El reloj marcaba las 8:20 de la mañana cuando desperté el viernes 03. Clima cálido en Los Ángeles y había que apresurar el paso para estar presente en la reunión con la COVAM, al mediodía; y ya por la noche asistir a la cena de gala, en el Quiet Canon, de Montebello.
Antes de ducharme le llamé al menor de mis hijos para felicitarlo por su cumpleaños; “Me trae una gringa de ojos azules”, me dijo Cesarín con picardía.
Una confusión en los horarios nos impidió asistir ese mismo día a un desayuno que organizó la FENAYAR que preside el licenciado Lino Bastida, pero aceleramos el paso para estar presente en el encuentro con la COVAM.
No fueron pocos los que fuimos presas del desconcierto; esto es debido al cambio de sede de última hora, aunque quizás se cayó en un error al proporcionarnos la sede. “¿Aquí va a ser la reunión, Poli?”, escuché decir a una mujer. Volteé hacia atrás y miré que era la diputada Marisol Sánchez la de la voz.
Unas llamadas telefónicas nos condujeron luego a ese recinto que se sitúa en el Mercado de Abastos. Calor infernal. Subimos a la segunda planta y empezamos a mirar muchas caras conocidas. Ahí estuvieron casi todos los presidentes municipales de Nayarit y varios diputados, entre ellos el Presidente del Congreso, Leopoldo Domínguez.
A los pocos instantes haría su arribo el gobernador Antonio Echevarría García quien de inmediato ocupó la mesa del presídium al lado de Isidro Castellón, el Presidente de la FENINE. Al lado de ellos se colocó la presidenta de San Pedro Lagunillas, quien hablaría posteriormente a nombre de todos los alcaldes nayaritas.
Reencontrarme con mi paisano y cofundador de la mencionada federación de migrantes, Adrián Maldonado, me produjo mucha alegría; e igualmente saludé a varios colegas de distintos medios de comunicación, entre ellos a Antonio Tello.
En este encuentro se abordaron varios temas aunque el común denominador obviamente fue la relación gobierno – migrantes. Regresamos a casa pasadas las tres de la tarde, con la encomienda de alistarnos para la cena de gala que se realizaría en Montebello con la participación estelar del Coyote y su banda.
A partir de las cinco empezamos a arreglarnos. Todos muy formales y al filo de las siete nos dirigimos hacia el Quiet Canon. No tardamos mucho en llegar y a uno de los primeros que avisté fue a mi estimadísimo amigo y compañero Gerardo “El Yeri” González.
A los pocos minutos y después de registrarnos nos condujeron hacia una de las mesas, hasta el fondo del recinto y a escasos 20 metros del escenario principal. El baile había empezado ya y yo me preparé para realizar una transmisión “en vivo”, pero las condiciones no fueron las óptimas y tuvimos que hacer algunos malabares para finalmente enlazarnos con “El Regional”.
Uno de mis compañeros de viaje me ayudó y pude descubrir en él otro talento en su vida personal, porque sin tener la experiencia necesaria se posesionó de la cámara como todo un profesional.
Mientras el gobernador emitía su mensaje, nosotros realizamos varios recorridos por entre las mesas que ocupaban los treinta y tantos clubes que conforman la FENINE. Por ahí saludamos y entrevistamos a paisanos nuestros de Méxpan y de Ixtlán, de Amatlán de Cañas y de Los Mezquites, de Santiago y de Santa maría del Oro, de Jala y de Rosamorada y de la mayoría de los municipios de Nayarit.
Cuando se anunció a Antonio Zamora me quedé estático, “¿Sería aquel que cantaba Zacazonapan?”, me pregunté a mi mismo. Pronto despejaron mi duda y, efectivamente, se trataba de ese inolvidable cantante mexicano que se lanzó a la fama con aquella canción.
Pasaba de las 11 de la noche cuando decidimos regresar a casa; cansados, sí; pero con muchas satisfacciones y experiencias vividas en ese viernes. Además habría que madrugar al siguiente día para ayudar a montar el stand de Ahuacatlán, en el Sport Arena de Pico Rivera… CONTINUARÁ.
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