Casi un crimen de lesa cultura se llevó a cabo hace unas semanas. Para ser preciso el domingo 14 de mayo, en el que con bombo y platillo el H. Ayuntamiento invitó a la población a celebrar el “natalicio” de Ahuacatlán a través de algunas calles en el centro.
Callejoneada, decían; cincuenta actores, decían. Y para la Callejoneada utilizaron estudiantes de la preparatoria ocho que de inmediato el nuevo director Ornelas se dispuso a prestar. La síndica, elevada a rango “histórico” por el apoyo que prestó… con su firma. ¿Y la problemática de la guardería?… hombre, ya pasó. Y a los cincuenta actores (a excepción del danzante nagual, ‘el pantera’) el número se les transformó en un festival, apéndice del día de las madres. ¿Y los gastos de la parafernalia?… hombre, que va, estamos de fiesta.
De fiesta en fiesta al parecer: el Día del Trabajo, el Día de la Cruz, la Batalla de Puebla, el Día de las Madres, el natalicio de Ahuacatlán, el Día del Maestro, el Día del Estudiante, y próximamente en cartelera… ¡las elecciones!
¿Qué cosa es esto?
Ya no podemos ser los que éramos, ni vivir en la eterna nostalgia del antes, eso es anacrónico, socialmente incestual, retrograda incluso. Cuando en el presente nos abruman las transnacionales y sus poderosas mafias de cuyos tentáculos recibimos aquí mismo en nuestro pueblo, el cambio de moneda a 18 pesos por dólar; los iPads y toda clase de gadgets desechables; los naiks, el gueitoreid, el reggeaton, y en mínima escala las franquicias del ‘nacional’ OXXO. Qué curioso, los mismos que votaron el OXXO atravesado en el centro del pueblo, son los mimos que ahora parlotean sentimentalmente de un Pueblo Mágico. Demagogia. Siguen siendo los mismos hijos de… Nuño de Guzmán los que trazan las líneas del “progreso”; o lo que ahora le llaman “proyecto” para estar ad hoc con la percha postmoderna del imperio.
Y en medio de todo eso el diminuto Ayuntamiento se aparece con un par de conferencias. Una el 4 de mayo a cargo del cronista municipal de Jala, el maestro Miguel González Lomelí donde hubo casi una nulidad pública a no ser los interesados en el ramo turístico, promotores del susodicho Pueblo Mágico. Y la última conferencia a cargo del cronista municipal de Ahuacatlán, profesor Rubén Arroyo Arámbul el 9 de mayo, con no mayor afluencia que la “obligatoria” (los estudiantes que iban a participar y algún par de burócratas ensombrecidos). Y el acuerdo asentado por decreto en un acta de cabildo con carácter de extraordinario que leyeron al público… ¡Fue firmada y fechada el 8 de mayo de 2017!
¿Qué significa eso? Que aprobaron antes de terminado el proceso. Y no solo eso, sino que ya no hubo más conferencias. ¿Y por qué en las que se dieron hubo nula asistencia popular? Querrán decir ahora que no nos interesa, que no nos importa, que son-mos Malinchistas y demás denuestos. Pero no es así, no hubo más conferencias (por lo menos las cinco reglamentarias), y no hubo asistencia porque todo lo hicieron en mazacote y al vapor. El “pretexto” de la fecha se prestaba para pintar un cuatro al pueblo y lavarse las manos todos: síndicos, directores, presidentes, etc. Y aquí no pasa nada.
¿Y la idea, de quién fue? Nada menos que de un triste remedo de Mata Hari, la maestrita Mery, quien no se tentó el corazón para meter de comparsa a su familia en el “proyecto”; como si exponer los vínculos filiales fuera un garante de veracidad. De dos una: o salió muy maquiavélica, o es una boba de primera línea. En ambos casos su actuar solo reproduce los designios del sistema, arrojando en ella una piel de cobaya.
¿Pero qué se podía esperar de unas bocas inexpertas, aprendices de una labia merolica, que solo pueden retener el coeficiente político tan bajo para terminar en insulto, burla o subestimación a la capacidad intelectiva del pueblo; qué se podía esperar de quienes parece que hasta la tumba rumiarán su mediocridad “histórica”?… circo.
La connotación que tuvo la Callejoneada fue la de un lavabo, para lavarse todos las manos, pues ya van de salida; y la de un retrete pues casi tiraron a la mierda la fecha histórica. El templete se convirtió en una aberración cuando como acto último de infamia, los consortes de la burla entregaron una medalla de honor carente de nombre (prueba de que también se la inventaron al vapor) al profesor Rubén quien, con la voz quebrantada por un endeble estado anímico, todavía de duelo, no pudo menos que recibirla. Volvieron a querer cambiar el oro por los espejos.
El corno de la maestra pitó esa noche para la rapiña, abriendo la caja de pandora y las arcas del erario para el año de los hidalgos. No es otra cosa.
Así pues la pretendida celebración no es propiamente un nacimiento de Ahuacatlán, es a lo sumo un engendro gachupín de esa Mata Hari, y con toda seguridad un aborto porque nació muerto. Nada que festejar cuando las autopistas que atravesaron el territorio no solo no aportaron un céntimo al bolsillo de la comunidad, sino que dentro de su zona arqueológica muchas piezas fueron robadas por los mismos arqueólogos del INAH para subastarlas en el mercado negro del extranjero; otras, de plano destruidas por la maquinaria. Por eso nuestra historia se encuentra diseminada en Houston y en NY, en Inglaterra y en Francia, en las salas de algunos millonarios excéntricos o en los chalets de algunos politiquillos avispados de quien sabe qué latitudes.
Nada que festejar que no sea el esfuerzo del intelecto humano a través de los profesores, maestros y doctores que lograron establecer la fecha del 12 de mayo de 1530 como un valioso aporte a las Ciencias Sociales, la Historia y la Antropología. A ellos gracias. Su trabajo se mantiene incólume, navegando por los fangos del pantano, como el ave que no mancha su plumaje. Lo demás es un aborto.
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