➜ Si se dibujaran los cables de red que unen las computadoras de todo el mundo pudiera parecer que nos encontramos con una telaraña intrincada; pero en realidad las principales conexiones no son tantas.
➜ En abril de 2011, una viejecita de 75 años que buscaba cobre para vender, cercenó un cable de fibra óptica que dejó a miles de usuarios sin servicio en Georgia y Armenia, en Asia. Pero antes, en 2008, los cables submarinos que cruzan el Mediterráneo, entran a Egipto y sostienen la mayor parte del tráfico digital de África y Asia aparecieron cortados dejando a ambos continentes sin sus principales conexiones con el resto de mundo. Si bien se habló de sabotaje, la responsabilidad se atribuyó a unos barcos que fondearon allí y cortaron los cables con sus anclas.
Este tipo de ejemplos, y muchos detalles más sobre la red de redes; desde sus orígenes, sus propósitos originales, la manera en cómo se regula su contenido en algunos países, el sistema de espionaje estadounidense, chino y ruso; así como la privacidad de lo que tenemos en nuestro ordenador o lo que compartimos “confidencialmente” con amigos o familiares, son expuestos en el libro “Tensión en la Red”, de Esteban Magnani, y que usted – escrutador lector – lo puede conseguir gratis en Internet.
➜ Es esta misma “tensión en la red” la que desde hace años tiene en vilo los buenos oficios para que la Guerra Fría entre EE.UU. y Rusia no pase a un plano de conflagración militar. Pero parece que es inevitable. El tono de las acusaciones sube de nivel. El gobierno gringo fue acechando gradualmente, por medio de las guerras en medio oriente, al Oso Asiático, y éste no se quedó con los brazos cruzados. La presunta injerencia de Vladimir Putin en las elecciones del 8 de noviembre pasado, cayó como el cólera en agua clorada. El sistema de seguridad informática fue infiltrado. Es como si se estuviera reviviendo la historia de Esparta contra Troya, y la manera esta última fue embaucada por un caballo que resultó ser oso.
➜ Es semejante a la historia que ocurrió hace más de 2,500 años (539 antes de la era común), cuando Babilonia cayó ante Persia en una noche de fiesta, cuando milagrosamente se secaron las aguas del Eúfrates y Ciro El Grande pudo ingresar a la gran ciudad para devastarla.
➜ ¿En qué momento los EE.UU. perdió el rumbo y se durmió tras una gran noche de juerga? Tal vez cuando creyeron que sus murallas eran impenetrables. Y siendo Babilonia la ciudad de las artes adivinatorias, de la astrología y las predicciones, hay entre los estadistas más destacados del mundo, 75 de ellos; entre políticos, periodistas, empresarios, financieros, científicos y otros que, como cada año, consultan el oráculo de acuerdo a las tendencias políticas, económicas y mediáticas.
➜ Es The Economist la revista que predijo el triunfo de Donald Trump a mitad de este año la que presentó en este mes de diciembre una singular portada con cartas del tarot, como en Babilonia, donde se observa a una TORRE partida a la mitad por un rayo, y en cuyos lados se encuentran disputando los comunistas (ateos) y los cristianos (religión). Aparece en otra carta EL JUICIO, el poder inquisidor que ejercería Donald Trump en el continente americano, dónde aparece sentado sobre él como si se tratase de un rey poderoso.
En la carta de EL MUNDO se perciben íconos del mundo antiguo como una pirámide de Egipto con la sabiduría que se decía tener, las de Grecia y las de Roma, revelan nueva información que al parecer llega a los países orientales, pues se muestra un sol fulgurante iluminando aquel continente. Por desgracia esta información, o los cambios que esta produce, llegan tarde, porque el cielo está nublado, tal vez sea de noche.
EL ERMITAÑO es una carta interesantísima pues refleja a un mundo que, harto de tantos problemas, se une en búsqueda de la paz, mientras que el ermita observa desde lo alto los acontecimientos.
La más intrigante de TODAS las cartas que presenta The Economist es sin duda LA MUERTE. Es claramente la imagen de un caballo del Apocalipsis que trae pestes y mortandad a la Tierra del Sol Naciente, pues así se refleja en el astro que aparece detrás de un gran hongo como el que formó la bomba atómica que se lanzó en Hiroshima y Nagasaki.
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