Glicerina o gasolina blanca, alcohol puro, granada china, jabones “naturales”, pinturas, un simple botón, un broche, juegos de serpientes y escaleras, pirinolas. ¡De todo!, de todo podíamos encontrar en las antiguas tiendas de Ahuacatlán.
Con “Las Delgado” o con “Las Parritas”; los mismo que con “Las Partida” y con “Los Ibarra”, “Los Llamas” y “Las Chentonas”, también “Los González”. La gran variedad de artículos que se ofrecían en estas tiendas era de todos conocido.
Hoy sin embargo las cosas han cambiado mucho. Aquellos establecimientos comerciales que tanto distinguieron al pueblo de Ahuacatlán están siendo desplazados por las tiendas de autoservicio, por los supermercados, por las farmacias; ¡bueno, ya ni el mercado es igual!
Los sabrosos chocomiles de doña Rita y de doña Piedad la Platanera quedaron en el olvido. Lo mismo que las gorditas y el atole de doña Juana y otras reconocidas fondas que en antaño frecuentaban los ahuacatlenses.
Algunos negocios, incluso, ya desaparecieron por completo. Tales son los casos de “Las Chentonas” que atendía aquella señorona de origen alemán que casó con don Vicente Romero. O como es el caso también de la famosísima tienda de “Las Parritas” que atendían Lola y Lupe. ¡Vaya forma de atender el negocio de estas damas!;”Ay muchacho, ¡Mira qué bien se te ven esos huaraches!; ¡Uf!, ¡se nos han vendido muchísimos!”, decían.
Otras tiendas ya desaparecidas son las de “Los González”. Beto fue el último que soportó un poco más la embestida del comercio no establecido e informal.
La otrora “Tienda Nueva” de doña Lola Ibarra poco a poco se ha ido transformando. Ahora es atendida por su hija Maribel, quien decidió cambiar de giro. Pero aquellos almacenes que tenían por el rumbo de “La Presa”, lucen vacíos. No existen ya aquellos “alterones” de azúcar ni de galletas o cajas de manteca.
La “Mercería Llamas” que fundara Ramiro, hoy es atendida por su sobrino Bricio; pero esta tienda que funcionó primero en el sitio donde se ubica hoy la farmacia del doctor Sámano y que se cambió después a un costado del banco, también ha ido desmejorando.
Mención especial merecen las Tiendas de “Las Partida” y de “Las Delgado” que se localizan a unos cuantos pasos de la Presidencia Municipal. Ambas se resisten a morir. Don Luis, el fundador de la primera de ellas, heredó a sus hijas el noble oficio de comerciantes.
Era costumbre que las tiendas “del centro” cerraran los jueves; sin embargo eso no impedía que la gente no acudiera a ellos; solo era cuestión de tocar por la ventana ¡Y listo! Ahí mismo despachaban. Esa costumbre era conocida por muchos, y si no hay que preguntárselo a los de mayor edad.
Tere Delgado aún sigue en activo, vendiendo sus productos desde su tienda que se localiza a un costado de con “Los Bañuelos”. Los “menjurjes” que con “Las Delgado” se expenden cobraron auge en décadas pasadas. Era como una especie de botica, con productos químicos y toda la cosa.
En fin. La era de la modernidad, la competencia, la incursión de empresas que provienen de otros estados, ha ocasionado que estas tiendas poco a poco vayan desapareciendo, tal y como se menciono líneas antes.
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